Mi tío Ambrosio nos contaba historias en los días de frío. Nos tenía a todas las sobrinas pendientes de sus relatos. Él defendía que eran ciertos, pero a veces era raro que hubiera tenido tanta suerte con las mujeres. Nos contaba como conocía a una chica, en la playa por ejemplo, y por la noche, ya la tenía enamorada. Otras veces en el súper cruzaba la mirada con alguna clienta, y luego le llevaba la compra a su casa. Por supuesto en la discoteca era el rey.
Cuando se iba todo orgulloso, nos mirábamos todas y decíamos con ironía: ¡Ambrosio!
Fabián Madrid
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Jaaaa, que bueno ese tío Ambrosio no tenía desperdicio , serían o no ciertas las historias os divertía las noches de frío ..
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque no le creían, seguro que le prestaban atención.
ResponderEliminarMe gusta lo bien que entra dentro de este jueves.
Saludos.
Buenos días, Fabián:
ResponderEliminarFelicidades por la manera en que conviertes en un relato cálido lo que en otros sería una fría “batallita del abuelo”.
Un abrazo.
jajaja un cuentista en toda regla... pero cada cual su felicidad. Genial!
ResponderEliminarBss
Vendedor de ilusiones más para él mismo que para las sobrinas! jeje
ResponderEliminarUn abrazo
Conozco a tantos tíos ambrosios por estas calles!!! Jajajaj, muy bueno.
ResponderEliminarAbrazo
A lo mejor era verdad....o era lo que el se imaginaba, peroconseguia tener a sus sobrinas pendientes de el y de sus historias. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarIgual se lo inventaba porque sabía que a las sobrinas les gustaba ese personaje.
ResponderEliminarjajaja... que divertido, bueno creo que suele pasar que algunos inventan y tienen mucho más imaginación que realidad que otros y suelen confundirse, sobre todo en esto del amor, digo para no ser menos
ResponderEliminarBuenas historias. Al final siempre te preguntas, ¿qué sería más real? ¿la historia sin adornar o con ciertas licencias literarias? Eso me recuerda a la película Big Fish.
ResponderEliminar¡Besos!
Como era su historia, podía adornarla como quisiera, y así lo hizo.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuánto Ambrosio tenemos a nuestro alrededor. Cuánto brillo que no es más que un espejismo. Pero... ¿por qué no creer al pobre Ambrosio desde la óptica de la normalidad de una relación sencilla? Quizás haya más Ambrosios de lo que creemos. ... ¡o no?! Un abrazo
ResponderEliminarjajaja aunque fuera mentira él se lo creía mientras OS lo contaba jajaja.
ResponderEliminarBesos.
"Lo bueno, si breve, dos veces bueno", decía Baltasar Gracián. Tú has utilizado las palabras justas para señalar a tantas personas que viven junto a nosotros que dicen tantas engañifas como tu tío Ambrosio.
ResponderEliminarGenial.
Gracias por arrancarme una sonrisa
Saludos
Rhodéa Blasón
Invertía el orden: él se daba el gusto de presumir. Seguro que sus sobrinos lo pasaban diez puntos. Ese Ambrosio....!!!! Besos!!!
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