Por
un lado, me apetece coger a mi gato, acariciarle, sentir su pelo suave y cálido
bajo mi mano, su tenue ronroneo, su mirada inocente... Cuando se cansa, se baja
de mis piernas, se estira, se mueve, me mira y se vuelve a sus cosas.
Pero,
por otro lado, cuando llevo buscando tres días por toda la casa mi nueva
pulsera de actividad, y él me ha seguido, acompañándome en mi desgracia, hasta
que, de un pequeño zarpazo, con cara inocente la saca y se va, siento otra
emoción, distinta. No sé si será eso lo que llaman equilibrio emocional.
Fabián Madrid
Más equilibrios en el blog de Rhodea Blason
Pobre minino, no seas malo, sólo quiere jugar.
ResponderEliminarBonito relato que refleja perfectamente el equilibrio emocional, con sus subidas y bajadas.
Gracias por participar
Un saludo
jajaja gatico.... si es que es un amor-odio esto del genio gatuno :)
ResponderEliminarMuy original
Bss
Muy bueno. Equilibrio emocional, y pulsera de actividad.
ResponderEliminarNo se puede pedir más.
Abrazo.
Jaaa, lo has explicado genial porque se han visto la dos caras de la moneda y eso también es equilibrio el yin -yang.
ResponderEliminarLa dosis de humor es idónea así pues , que el gatito siga haciendo de las suyas y tú buscando mientras tanto el ejercicio está asegurado .
Un abrazo .
El poder que tienen las mascotas...
ResponderEliminarMi asignatura pendiente es tener un gatito, sea gruñón o juguetón
ResponderEliminarJjajaja qué bueno lo que dices, ¿sabes? me recuerdas a la mía... me encanta acariciarla, pero cuando me muerde o araña no la soporto jajaja.
ResponderEliminarBesos.
Buenas noches, Fabián:
ResponderEliminarImagino que el equilibrio emocional que encuentras en la compañía de tu gato tiene más de siete vidas, pues contarás hasta diez cuando vives sus travesuras.
Se agradece el tono jovial y optimista de tu confidencia, Fabián.
Como se nota que vives con gatos....Besos.
ResponderEliminarSupongo que la expresión se refiere a intentar mantener una vida sin innecesarios desbordes, sin descontroles que nos dañen, haciendo equilibrio entre la necesidad de sentir en plenitud con el instinto de autodefensa y refugio en el que nos permitimos reflexionar.
ResponderEliminarUn abrazo
Y eso sin tener gato jajajaja
ResponderEliminarBesos.