No tenía muy
claro cómo se entretiene a un ser pequeñito que me miraba con cierta
prepotencia, al menos eso me parecía. Me dijeron que sería fácil, que con
cualquier cosa se entretenía. Luego, me di cuenta de que no tenía cualquier
cosa. Yo la miraba con cara de interrogación, y creo que ella lo disfrutaba. Me
intenté poner a su altura y me agaché con mi mejor sonrisa forzada, y al notar
que me caía, instintivamente me agarré a ella y la arrastré en mi caída. Se
levantó con cierto enfado, me miró y lentamente me dijo: eres maligno.
Fabián Madrid
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Seres malignos en el blog de Juan Carlos
Desde luego , que sin pensarlo fue al contrario pero al final conseguiste el objetivo .
ResponderEliminarMuy bueno , hoy lo puede leer requetebien ..graciosa la imagen .
Abrazos y feliz noche.
Oh!, me encantó :)
ResponderEliminarUn beso
Y es que entre las criaturas o seres, del tipo que sean, todo es subjetivo, así como lo maligno o no…
ResponderEliminarMuy bueno, amigo.
Un abrazo, y feliz finde.
El mundo de las pequeñas criaturitas es complejo...
EliminarSaludos
Así somos algunos grandes. No nos basta ponernos a la altura del pequeño, y en su mente no podemos entrar.
ResponderEliminarAbrazo!
Torpe, más bien diría yo!!! Jajaja, muy original tu aporte Fabián. Un abrazo
ResponderEliminarJajajá, muy bien contado ese encuentro entre diferentes. Divertido desenlace. Un abrazo.
ResponderEliminarNo me extraña... Pobre calabacita, el golpe que se debió llevar... :)
ResponderEliminarUn beso.
Me ha encantado!
Eso sí que es un bicho para la noche de las ánimas :-9 Que una "calabaza" te pueda hablar no es cualquier cosa y hacerle huequitos para iluminarla, de fácil nada.
ResponderEliminarUn beso y genial tu historia.
Qué bueno, y qué dulce.
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