25/11/09

El cuarto secreto


Carla y las niñas acaban de irse. Iban de compras. Al salir han dicho sonrientes “ahora volvemos”. Ese, ahora, nunca ha sabido cuanto tiempo representa en realidad. Puede ser un par de horas, tiempo en el que volverían desilusionadas por no haber encontrado lo que iban buscando, (todo el mundo sabe que en dos horas no se puede encontrar nada de ropa). Pueden ser cuatro horas, tiempo normal, o más de seis horas, entonces vuelven sonrientes y muy, muy cansadas. Cuando mi madre venía a recogerme a casa de mi abuela, ésta me decía “no vuelvas hasta que no traigas nietos” A mi eso me parecía mucho tiempo, pero seguro que mi abuela nunca fue de compras.

Me he quedado solo. La casa tiene una tranquilidad desacostumbrada, ni ella ni yo nos acostumbramos a estos cambios bruscos de humor, caseros. No se oye ninguna música proveniente de una habitación donde no hay nadie. Cuando las niñas están en casa ponen música en su habitación, pero como ellas están en otro sitio, la música debe de estar muy alta para que puedan oírla. Además, son dos músicas distintas. ¿No sería más fácil, y más lógico, poner la música en la habitación en la que estés? Creo que soy el único que piensa así.

En el silencio forzado de mi salón me empiezo a preguntar porqué tanto tiempo en el cuarto de baño, las tres juntas… Yo cuando entro al lavabo no me gusta que esté mi amigo Gustavo, viéndome hacer todo tipo de esfuerzos y poniendo caras raras, lo mismo de dolor que de alegría, ni sufriendo la contaminación acústica y ambiental que en ese reducido espacio se da. Y eso que me llevo muy bien con él. Somos amigos desde hace muchos años; a lo mejor por eso no querría obligarle a que me acompañara en esos momentos de dolor y de gozo. Las mujeres lo utilizarán para hablar, no creo que contaminen en comandita.

Mientras pienso esto voy avanzando, como hipnotizado, hacia el gran reducto. La atmósfera por momentos se va enriqueciendo de perfumes variados y cada vez más fuertes. Entro. Huele a una mezcla de vapor de agua condensado, cine de barrio y a el Corte Inglés de Princesa. Todos los botecitos hace unos momentos activos y vívidos, descansan ahora de su estresante pasado.

Unos sudando perladas gotas vapor de agua, otros recomponiendo su estructura gelatinosa original, y todos contentos por el buen trato recibido y la consideración con que han sido tratados. ¡Vaya chollo de trabajo! sólo trabajan uno o dos días a la semana y están bien considerados. Aunque eso si, a veces viajan mucho, en condiciones climáticas adversas y son usados, a destajo por un montón de gente desconocida y cuerpos sin un mínimo de experiencia en el tema. Unos rizos americanos de colores chillones me miran con extrañeza, como si estuviera violando una zona privada. Más parecen vigilantes jurados de discoteca de moda del centro, que toallas de baño. Están húmedas y medio sucias, pienso para mis adentros, mientras se me pierden por el rabillo del ojo.

El mármol del baño ha sido minado a conciencia. Algunos botecitos de peor lustre han sido colocados bajo el espejo, pegados a la pared, como si fuera un paredón para eliminar a los más antiguos y de colores más discretos. Imagino que serán los que han sido sustituidos por otros de mayor actualidad y componentes más extraños. Un bote alto y esbelto, llama mi atención. lo miro - champú al huevo –

Mi champú no es a nada. Será al jabón, digo yo. Cuando no pone nada, también limpia. Imagino que será como los genéricos, que curan pero sin marca. Otro bote lánguido y transparente, con el líquido viscoso escurriendo aún por sus paredes lacias, tose disimuladamente.

Leo en su cara - Suavizante para el cabello -. Imagino que para mis cuatro pelos también valdría, aunque… ¿no se queda el pelo suave cuando te lo lavas? a mí si. Entonces el suavizante ¿cuándo te lo das, antes o después de lavarte el pelo? Si fuera antes, con el agua lo perderías todo, y si es después, ya no hace falta, porque el pelo ya está suave. Supongo que será durante, así se mezcla con el champú.

Otro bote de - champú con acondicionador- me sugiere un producto con buena temperatura en verano y en invierno. - Gel de baño -. Hombre, eso si me suena, es para lavarse. Aunque no está tan claro porque leo en otro bote - gel de ducha - y en un tercero – gel de baño y ducha - ¿Habrá diferencia entre ellos? ¿Será muy estricto su uso? yo sólo tengo uno, pero como yo sólo me ducho… espero que alguien haya pensado en esto. Un bote bajito con la cara pintada de azul eléctrico, y una cuenzima sobresaliente, mientras me sonríe, me permite leer – crema antiarrugas - ¿Yo no tengo arrugas? ¿Las mías no tienen arreglo? Si las tengo ¿Tengo que quitármelas?. ¡qué lío!

–Crema de noche- ¿Existe la crema de día? ¿Habrá también de tarde? Si no hay, seguro que sería un buen negocio. Quien se pone crema de día y de noche, ¿porqué no se pondría crema de tarde?. El vapor se va desvaneciendo, aunque yo sigo respirando perfumes que se mezclan gozosos en mi pituitaria. –Rimmel – (perdón por la publicidad) sombra de ojos. Esto creo que es para dar ¿volumen? ¿A un pelo se le puede dar volumen? Aunque pueda parecer que es para estirar las pestañas y darles mayor longitud, no es así.

Existen unas tenacillas que parecen de tortura que sirven para curvarlas, lo cual me parece contradictorio. –Desodorante íntimo- Yo no tengo desodorante íntimo. ¿No tendré intimidad con mi desodorante? ¿Cómo me daría yo desodorante y dónde? Menos mal que no tengo que contestar estas preguntas, ¡uf!. Varias columnas blancas de suelo a techo, ocupan medio armario – Papel higiénico - ¿será necesario tener doce rollos en el mismo sitio? (los he contado ¿eh?). Yo sólo tengo dos y me sobra. Cuando se acaba voy a por mas. Niños y niñas como lápices de colores han quedado por el mármol diseminados. Unos finitos y largos otros más gruesos y rechonchos. ¿dónde aprenderán las mujeres cuál usar y de qué grosor? Estas y otras técnicas parecidas se deben aprender en las largas horas de cuarto de baño, con explicaciones teóricas y clases prácticas. Digo yo. La sección de celulosa es abundante.

Paquetitos plásticos de similar tamaño y de diferentes colores, ofrecen toda una posibilidad de protección. ¿No éramos nosotros los que sufríamos pérdidas de orina? Pues no. Creo que si fabricaran compresas para hombres, no las usaríamos. Hay todo tipo de celulosa y para diferentes situaciones. Salva slip ¿slip no era calzoncillo? plegadas, con alas, sin ellas, para mas flujo, para menos, día, noche, noche y día, súper normal, extra, adaptables al tipo de ropa interior. Si consideramos el tanga como ropa interior, ¿llevan los tangas salva slip al menos? ¿cómo son?. Lo digo porque yo, los tangas de casa los tiendo de la etiqueta, que parece la parte más compacta y menos comprometida de poner en contacto con la cuerda de tender.

Una colección parecida, aunque en cajas un poco más largas, se me ofrece al otro lado del armarito. Encima de la sección de papel higiénico. Un bote sentado con pantalón rojo y cabeza espatulada, tiene pintadas unas manos en su cuerpo. – crema de manos -. Al lado otro de – manos y uñas -. ¿si te das en las uñas crema de las manos, pasa algo? Si no sucede nada. ¿Porqué no hacer sólo una crema?. A su lado está la crema con tapa blanca y azul, la de toda la vida, la que antes se utilizaba para todo. ¿Ya no sirve? ¿porqué sigue existiendo entonces?.

–Crema de contorno de ojos - ¿esto es lo mismo que la sombra de ojos? o ¿sólo sirve para realzar las ojeras?. - Perfilador de ojos- - perfilador de labios- Esto imagino que será por si te sales al pintarte. Harán como en las carreteras. Primero pintan el borde de la señalización y luego las rellenan de pintura.

Veo un gorro de plástico con una goma. Si no quieres mojarte el pelo, con bajar la ducha un poco está todo solucionado. Aunque es muy útil. Yo lo usé el verano pasado para pintar y luego tuve que decir que lo había roto, no fui capaz de lavarlo, se rompía al restregarlo con el cepillo de las uñas.

Creo que no puedo hacer una comparación con mi cuarto de baño. El mío es más pequeño y sobre todo me apaño con menos cosas, que no se si serán necesarias para la vida diaria. Salgo del cuarto de baño, medio mareado de tanto perfume y no sé si lo que he visto es real, pero no me atrevería a jurarlo.

Cuando vuelvan las bolsas de los italianos de moda, acompañando a mi familia a casa, se me habrá quitado este mareo y estaré leyendo feliz. Aunque pensándolo bien…

Si el primer secreto de la belleza es la limpieza, también se dice que para presumir hay que sufrir, el tercero podría ser “no voy maquillada”. ¿Y el cuarto?…

Nunca debí descubrir el cuarto secreto.