Aquel día tenía que ser especial para mí. Fue la primera vez que se hizo allí al aire libre. Me puse mi mejor traje, y traté de tranquilizarme, después de pasar toda la noche sin dormir. No podia creerlo; después de tanto tiempo lograría mi objetivo. Los hombres iban todos vestidos como de domingo. Las mujeres todas muy bellas, con sus mejores trajes y alhajas. Mis amigos me felicitaban, con ese punto de envidia, por mi suerte, mientras yo agradecía incrédulo por haber llegado hasta allí. No se podia retrasar la boda en el patio. La seño Alba podría vernos.
Fabián Madrid
Más Amores de infancia
en el blog Moli del Canyer
Querido amigo Fabián: Si que fué primerizo este amor de colegial! me ha gustado como has plantedo el tema con suspense hasta el final. Un abrazo
ResponderEliminarJajajaja has logrado engañarme, pero la Seño Alba me ha sacado de dudas.
ResponderEliminarEs algo que cuando se es pequeño se sueña con una boda en el cole , a escondidas de todos , y principalmente de la Seño ajjja , muy bonita.
ResponderEliminarUn saludo y feliz semana.
Algo travieso el relato, me gustó [como siempre]
ResponderEliminarUn beso, Fabián
El patio.....ufff..cuantas historias como esta germinaron en ese espacio tan pequeño y grande a la vez...Siempre es un placer leer tus microrelatos...besos
ResponderEliminarBrillante manera de aceptar el reto de este jueves, con ese toque de humor final, después de implicarnos en una boda a la usanza tradicional.
ResponderEliminarEres especialista en las historias cortas.
Saludos.
Que pasada!! Que bien lo has sabido enfocar, yo que pensaba que te havias perdido en una boda de adultos, pero claro alli la seño Alba ni fu ni fa. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarCuanta inocencia se encierra en ese novio y a la vez que sentimientos tan grandes. Cien palabras este jueves llenas de ternura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un texto breve, pero lleno de ternura e inocencia
ResponderEliminarQue bonito relato, cargado de inocencia y un aire a travesura. Me encantó.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Me acordé de esas bodas de las fiestas y si no aceptabas te encarcelaban por el resto. Aunque la carcel era una silla, biem se podía escapar.
ResponderEliminarAbrazos
Me ha encantado, con el toque final has despejado las incógnitas que se me iban planteando. Muy ocurrente y condensado!
ResponderEliminarUn beso
... y fue tan real que se sentía el corazón palpitar.
ResponderEliminarBesos!!!
Jeje, lograste sorprenderme. Un abrazo
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