Ayer, nuestro
primer día de playa, las carnes blancas y deseosas de sol y color; ese color de
verano que te sienta tan bien. Tu querías estar ya bronceada y te pusiste
crema, después de ayudarme a mí con la mía. Solo deseabas que el sol recorriera
tu piel y te asegurara una belleza que ya tenías, al menos para mí. Creo que te
lo dije, y después de sonreírme, volviste a mirar al sol con los ojos cerrados.
Hoy
con más veranos, y con esos dibujitos artísticos en tu piel suave, sigues
estando igual de bella que aquel día.
Fabián Madrid
Más relaciones en el blog de Encarni
Muy romantico tu relato juevero.y que bonito que así se siga viendo la piel a pesarn dee los años.
ResponderEliminarBesos.
Una historia llena de recuerdos y mucho amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
El mar siempre revive recuerdos.
ResponderEliminarLa verdad es que a veces la relación con el mar tiene más relaciones colaterales, la relación con el sol por ejemplo, que da calor y mantiene viva la llama.
ResponderEliminarUn beso salado
Te hubiera dicho lo mismo que Encarni, pero como ella lo ha hecho tan bién y tan bonito, que te dejo con su mismo comentario. Con el permiso de Encarni, por supuesto. Un saludo muy cordial.
ResponderEliminar"Lo breve, si bueno, dos veces bueno", diría Baltasar Gracián
ResponderEliminarEn pocas palabras has resuelto una vida llena de amor
Felicidades
Saludos
Los buenos recuerdos se atesoran por siempre y rebrotan ante el menor estímulo. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Una bonita historia de amor que, al igual que otros estados del alma, también se alimenta de recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que el amor con veranos junto al mar es más amor...o es que este vuelve a florecer con el sonido de las olas. Precioso relato, besos.
ResponderEliminarBella historia,serena y calma como el mar en un día sin oleaje.
ResponderEliminarBesos
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