Aquella vez que me cogiste la mano, esa mano morena y suave, sobre el
color limpio de los manteles, mano que me transmitió calor al corazón y color a
las mejillas, y que aún hoy después de tanto tiempo, siento cuando me hablas y
no te oigo. En esos momentos me llega el color de tu voz templado y leve, con
clase, con alegría mesurada. Me cuentas no sé qué cosas, muy eufórica tú, con
esa sonrisa medio cómplice. Sabes que no me estoy enterando, porque pongo esa
cara de bobalicón, y…
Aún se te olvida que no puedo oírte.
Fabián Madrid
Más colores
en el blog de Alfredo
Buenísimo relato.
ResponderEliminarEl color de la voz se siente templada.
ResponderEliminarBesos.
Un color indescriptible pero cercano y necesario. Muy bueno , un abrazo
ResponderEliminarQue bonito color ese el su sonrisa medio cómplice ...simplemente bello .
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me gusta que hablaste de los colores casi sin nombrarlos... Ese color moreno sería una linda excepción que confirma la regla... Saludos 🙋
ResponderEliminarjaja concentrado él en lo que sí podía ver mientras ella se esmeraba en que oyera! jeje
ResponderEliminarMuy buen texto
Un abrazo
Romántico e íntimo momento el que nos muestras. Con respecto al tema de este jueves, sin nombrar los colores, has conseguido que los imaginemos, el de la piel de la mano, el del rubor de las mejillas...Me ha parecido muy buen micro.
ResponderEliminarBesos.
Que belleza y que sensibilidad!!! Besos.
ResponderEliminarFascinante relato. Muy bien llevado y de sorprendente final. Enhorabuena. Saludos
ResponderEliminar¡Hola! ¡Cuánta sensibilidad! Me ha encantado, en especial, el final.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Ese color... el de no oír. Más color todavía. Gracias por participar. Un abrazo.
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