1/11/10

En ambos sentidos


Vivía uno de mis mejores momentos, tanto sentimental como laboralmente, estaba en plenitud, ni demasiado joven, que pudiera perecer inexperto, ni demasiado maduro, que pudiera estar cansado para intentar nuevos retos. Mis parejas, tanto la sentimental, María, como mi socio Mario, la laboral, me habían ayudado en una fase en la que tenía que elegir un camino definitivo en mi vida y en mi carrera.
Estaba en la cama con las dos; ella más cerca y él, el iPhone quiero decir, en la mesilla. Como había tiempo se estaban haciendo las cosas bien. Era mi momento de disfrutar y ella lo sabía y hacía todo lo que estaba en su mano para conseguirlo. Con su boca me envolvía, me cautivaba y extraía de mí lo más profundo, lo más íntimo. De repente sonó la melodía de él, del iPhone quiero decir.
La situación se presentaba difícil, aunque no imposible. Mientras una parte de mí no quería perder el contacto e intentaba seguir unida a ella, el resto del cuerpo, en una figura arriesgada, a punto de perder ese contacto tan precioso con la realidad, cogió el teléfono. Era mi otra pareja, mi socio, que me anunció el importante éxito en nuestros negocios que estábamos esperando. Aquello aumentó mi placer, ya creciente, con la noticia recibida, tanto que, en el momento de máxima emoción, tuve que decirle, como pude, a mi iPhone: un momento.
Comencé a lanzar un chillido de satisfacción, eufórico, prolongado y rítmico. Noté como se iba liberando la tensión acumulada durante tanto tiempo en espera de este éxito. Ella se aferró a mí con más fuerza, intentando no perder el escaso contacto que teníamos, y aumentó la velocidad de su cometido, quizás por deleite personal, como castigo por dejarla por unos segundos, o quizás como venganza. Pero tuvo el efecto contrario; aumenté mi grito de placer y de éxito. Tanto que se llenó la habitación y todo lo que nos unía, como hasta entonces nunca había sucedido.
Cuando pude recuperarme, momentos después, dije: perdona, he oído un ruido muy raro y muy largo, pero ahora esto está más tranquilo, y mirando de reojo a mi pareja le susurré al teléfono: sigue.

1 comentario:

  1. oda a la tecnología muy propia de cierto género
    ¿Te estas volviendo tecnosexsual? Debería advertirse como en las cajetillas de tabaco.

    "la tecnologia acorta la vida o...otra cosa"
    "perjudicala salud de los que están a su alrededor y muy grave y seriamente la de usted"

    Salu2s

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