Cuando llegas comienza mi día. Aunque no te puedo ver, sé
que estás ahí arriba. Después de desayunar, me invento tu día; imagino cómo tu
cuerpo esbelto, gira, baila y enseña a
tu alumnado el arte de la elegancia y la forma de relacionarse.
Con el sol sobre mi cara, en nuestro patio, donde me
enseñaste los primeros pasos de baile, revivo el momento, y me veo girando
sobre ti, y sonrío con cara de bobo.
Ya es la hora. Me escondo en mi casa.
Me gustaría subir y decirte..., pero nunca lo podré hacer en
esta silla de ruedas.
Fabián Madrid
Más escaleras en el
blog de Charo
Baila con las letras... baila, y sueña. Para eso, no hacen falta las escaleras y de eso sabemos los que inventamos engaños llamandoles poesías.
ResponderEliminarsaludos jueverísimos señor Madrid.
Sorprendente final.
ResponderEliminarBuffff un final realmente inesperado.
ResponderEliminarUn beso.
Simplemente emocionante y un final duro pero el amor y la ilusión lo puede todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Una admiración desde lejos, pero quién sabe, tal vez algún día logre subir de alguna manera esa escalera para alcanzarla. Muy bueno el final, inesperado. Un abrazo.
ResponderEliminarPodría no ser concluyente. Tal vez ella baje las escaleras, que son para bajarlas no sólo para subirlas.
ResponderEliminarSaludo.
Brillante micro relato, con un final in esperado y bello.
ResponderEliminarSeguro que algún día ella terminará por bajar.
Un abrazo.
Muy buen final. Imaginarse el dia de la persona amada, aunque ni ella lo sospeche, él es feliz.
ResponderEliminarTus cien palabras hoy tienen un sabor agridulce, por ese amor callado y esa silla de ruedas tan limitante. Pero no deja de ser un bello texto.
ResponderEliminarBesos.
Final inesperado y unas palabras que nos hacen llegar los sentimientos del protagonista de tus letras. Muy bueno, como siempre. Besos.
ResponderEliminarQuien sabe, siempre hay alguna posibilidad de encontrarse, además esta el Facebook!! Jeje muy buen relato, un abrazo
ResponderEliminarElla hace más llevadero su día. La esperanza nunca se pierde.
ResponderEliminarBesos!
Precioso relato Fabian. La imposibilidad física de subir esos escalones lo lleva a sumergirse en el mundo de los sueños, donde ese acercamiento sí que es posible.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué pena! Debe de ser muy duro tener que conformarse con solo poder imaginar a la persona amada...
ResponderEliminarMuchas gracias por participar!
Un beso
Me quedo sin palabras cuando te visito, escribes muy bello.
ResponderEliminarA veces, no es necesario subir para tenerle cerca, la ilusión muere con la esperanza.
Un beso, Fabián
No hace falta estar en sillas de ruedas para no poder llegar hasta donde esta el amor deseado...hay escaleras mucho mas altas que la de esta historia...por eso , es bueno contar con imaginación, aunque digan que no es bueno vivir de fantasías, pero....
ResponderEliminarBesoss...escribes corto pero dices tanto....
Con que pocas palabras has descrito y de una manera bella y sutil el sentimiento de impotencia
ResponderEliminarAbrazos
La silla de ruedas es una metáfora. Cuántas dificultades encontramos en la vida para alcanzar los sueños.
ResponderEliminarUn beso