Estoy en una
tienda de platos, como yo decía, mirando las vajillas que alguien me dijo que
eran de cristal de roca. Aquello me sonaba muy bien, porque las mías eran de
color caramelo. Según pasaban los años, cambiaba el color del caramelo, pero
nunca eran como esas. ¿Qué se sentiría al comer en aquellas vajillas?, sobre
todo sabiendo del material que estaban hechas. Desde entonces siempre quise
estudiar mucho para llegar a saberlo. Buscaba la profesión que más dinero ganase,
para poder utilizarlas lo antes posible. Trabajo en unos grandes almacenes, y
ahora se vuelven a llevar de colores.
Fabián
Madrid
Más historias en
blanco y negro en el blog de Inma
Esos platos de cristal duralex, eran feo, a mi gusto.
ResponderEliminarBuen texto para una buena iniciativa. Un abrazo y feliz jueves
Genial la imagen con esa cara de avispado ..y como siempre amigo ese toque de genialidad que les das al relato .
ResponderEliminarEs una gran manera de incentivar al pequeño para que estudie y gane dinerito ajjaja estupendo me gusto mucho.
Un fuerte abrazo .
Me dejas una sonrisa teñida de nostalgia e inocencia, Fabian. Un abrazo
ResponderEliminarEl color en los platos de Duralex era toda una modernidad, se empezaba a poner color a la vida,
ResponderEliminarMira que niño que hasta una vajilla de un escaparate le motiva! Igualito que los niños de hoy...
ResponderEliminarUn enfoque original el de tu relato :)
Bss.
Más que original tu relato, a mi tampoco me gustaban los platos de duralex. Gracias por participar, besos.
ResponderEliminarQue lindo y original relato, en realidad la curiosidad de un niño es inmensa hasta para los pequeños detalles que los adultos no alcanzamos a persivir
ResponderEliminarLa inocencia y curiosidad de un niño
ResponderEliminarUn beso
Qué bonito lo has contado… Preciosa comunión, tus letras y la imagen.
ResponderEliminarY qué falta hacía que el color entrara a formar parte de la vida…
Un placer, Fabián.
Bsoss, y feliz finde.
La curiosidad de cuando éramos niños.
ResponderEliminarSAludos.