Doña Encarni, la de recepción, es una mujer muy
amable. Su alegría, su saber estar y dar a cada cual lo suyo, le hace el
centro de la reunión.
No admite cumplidos, dice que no se los cree. Un
día le oí hablar, y lo que confesaba era que no se sentía querida, que no
estaba acostumbrada a que la trataran bien. Se había hecho a la idea de que era
menos importante, menos necesaria de lo que en realidad era. Por eso trata de
justificar sus muchos éxitos, como si fueran pequeños logros personales.
A lo mejor es por eso por lo que quiere a todo
el mundo. Esparcir ternura por donde va, es su forma de pedir afecto. Creo que
no es una actitud egoísta, es simplemente sembrar amor para recoger cariño.
Cuando crezca y salga de aquí, la cuidaré como está
haciendo ella con todo el hospital.
Más fantasías en el blog de San
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O bien es un niño que está hospitalizado o es un vecino del edificio de Doña Encarni, que sabe como se esfuerza en ser amable con los demás.
ResponderEliminarBonita historia.
Un abrazo
Yo conozco a una Encarni así de encantadora, pero ella sí se siente querida. Esta otra será bien cuidada y dejará de ser una fantasía, preciosa además.
ResponderEliminarBesicos.
Esparcir ternura por donde va... sembrar amor para recoger cariño. ¡Ojalá! lo consiga Doña Encarni. Me ha caído muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lupe
Los niños detectan a estos ángeles y no creo que sea intuición, se apegan a quien les da afecto... son incondicionales a él.
ResponderEliminarUn abrazo
Los niños detectan a estos ángeles y no creo que sea intuición, se apegan a quien les da afecto... son incondicionales a él.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay alguna gente así, seres angelicales capaces de darlo todo sin esperar nada a cambio. Su inmensa modestia les impide drse más importancia. Que gran fantasía la de este niño, ha recogido gran parte de lo que la propia Soña Encarni va sembrando.
ResponderEliminarUn abrazo
Ojalá y tuviéramos muchas más Doñas Encarnis repartidas por el mundo, las cosas serían muy diferentes, segurito.
ResponderEliminarBesos
Cierto que hay mucha gente que siembra amor desinteresadamente, la cosecha es tan gratificante como que un niño decida ser tu angel de la guarda.
ResponderEliminarbesos
Seguro que todo lo que da, le será devuelto con creces, porque donde siembras al final recoges, y esa fantasía se convertirá en realidad.
ResponderEliminarUn abrazo
La sutileza de la ternura expande un abrazo a los corazones, no cae en saco roto Doña Encarni, porque quien siembra dulzor recibe cariños.
ResponderEliminarBella ensoñación posible.
Gracias por visitarme y seguirme, yo te sigo complacida, por segunda vez juevero, bienvenido. Besito.
Un niño tierno, lleno de los cuidados y cariño que el quiere devolver, porque se da cuenta lo importante que es.
ResponderEliminarUna ternura de relato.
Un abrazo.
Tan tierno, tan dulce, la señora Encarni seguro sabrá agradecer.
ResponderEliminarUna fantasía que deja el corazón blandito.
Besos.
Una pena que Encarni no se sienta querida, ni merecedora de cumplidos. Es lo menos que se ha ganado si anda sembrando amor y buena onda por el mundo.
ResponderEliminarBonita historia
un saludo
Con gestos de ese calibre seguro se cumplirán las fantasías de muchos desvalidos...lástima que ella -dice- no sentirse querida- habría que hacerle sentir lo contrario.
ResponderEliminarUn abrazo juevero!
=)
ufff... dar tanto y no recibir nada...esta es una linda fantasía llena de promesas por juntar... un beso!
ResponderEliminarUn texto claro y prometedor. Confiamos en las fantasías, que ahora ocultas, se materialicen en la madurez.
ResponderEliminarAbrazos
Doña Encarni, modelo de humanidad, de bondad, de sencilla modestia, como modelo a imitar, preciosa fantasía para una persona que aún ha de crecer y madurar, referencia a la que ceñirse para hacerse grande en hermosas cualidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dar y recibir... Sembrar y cosechar... Cuántas maneras de expresar la entrega hacia los demás -si bien es cierto que no siempre a una se la reconoce por ello, en este caso, por suerte, existe alguien que la admira y está dispuesto a entregar afecto del mismo modo.
ResponderEliminarBuen relato, que encumbra la solidaridad, el afecto y el reconocimiento.
Besos al vuelo:
Gaby*
Precioso texto, dar sin recibir, no se me ocurre nada más bonito y productivo a la vez.
ResponderEliminarUn beso.
La verdad es que dan ganas de conocer a Doña Encarni, así tan bondadosa, el caso es que me recuerda a una conversación de no hace mucho con un niño así ;) Quizá esa fantasía secreta la comparta mucha gente.
ResponderEliminarUn abrazo, Fabián.
Copio un poco a Tyrma, es muy bonito dar a cambio de nada, sin darle importancia. Te ha quedado un texto redondo en el que puedo encajar, en el papel de Encarni, a personas que conozco y que si, se ganan el cariño.
ResponderEliminarAbrazos.
Yo creo que la humanidad se reparte al cincuenta por ciento en los que fantasean con recibir y los que lo hacen con dar. Creo que el espíritu se complace mucho más dando. Bonito relato que me hace reflexionar. Besos
ResponderEliminarCreo que todo el mundo conoce una persona así; son muy amables, nunca una cara seria, de enojo o fastidio, siempre recibiendo a las personas con una sonrisa y una eterna paciencia. Hoy parecen escarcear y en un mundo cada vez más hostil son como fantasías que hay que cuidar para que no desaparezcan. Excelente gracias por compartirlo
ResponderEliminarSi hubiera más doñas Encarnis el mundo sería mucho mejor, lástima que la pobre mujer no se sintiera recompensanda. ¡Hay que ver que desagradecidos somos a veces! Un beso.
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