Me llamo Luis Arrillaga y
he sido maestro en un colegio privado. No pude llegar a tomar las Órdenes
Menores porque en mi casa nunca hubo demasiado dinero. Me acerqué todo lo que
pude a una congregación, y allí hice de seglar, lo que me hubiera gustado hacer
de religioso.
Mi clase era después de
comer, todos los días a las cuatro de la tarde entraba en el aula y la tensión
se reflejaba en sus caritas. En aquellos tiempos la norma era: la letra con
sangre entra y quien bien te quiere te hará llorar. Sangre no había, salvo
raras excepciones, pero lloros, todos los días, tenía que conseguir mi objetivo
y la única forma que sabía era esa. Aun recuerdo la cara de mis pobres alumnos
cuando tenía que darles con la regla, que casi nunca se rompía.
Ahora con los años solo
pido que algún alumno me recuerde, y comprenda que aquellos métodos son los que
había, y que para mí siguen siendo todos de la misma edad. Aun recuerdo la
lista de clase de mi último año: Abascal, Alameda, Alonso, Arrillaga…
Fabián Madrid
Más reglas rotas en el blog de Gus.
Hola compañero, es terrible los remordimientos que tiene tu prota por no haberse saltado las normas a tiempo.
ResponderEliminar¡ha muchos nos ha pasado un poco lo de tu buen relato! ¡saludos Fabián!
ResponderEliminarNo sé cómo aprendimos ni la JOTA a golpe de regla que era la norma.
ResponderEliminarAún recuerdo la lista de los Reyes Godos ¿o eran visigodos? No me acuerdo del nombre de la monja, ¿sor Suplicio? por suerte estuve tres meses en ese cole...Creo que se mereció el olvido el tal Luis y tú un aplauso por el enfoque de aquellas terribles normas. Besito.
Da para tanto nuestra lengua que con la misma palabra e incluso con la misma locución podemos enfocar nuestro escrito hacía diversos temas.
ResponderEliminarLo de "romper reglas" sobre las tiernas manitas de los alumnos lo he visto con mis propios ojos, aunque como tú dices ninguna se rompía.
Las cosas han cambiado de tal manera que ahora son los alumnos los que tienen la sartén por el mango y hace pocos días hemos visto cómo un adolescente prendía fuego al pelo de su profesora. Hay que buscar un término medio.
Un beso.
Espero que esos, ya sean todos dinosaurios extintos. Si sus alumnos los recuerdan, no será con una sonrisa.
ResponderEliminarPobres tipos...
saludos.
Esos métodos de enseñanza... qué horror! Por suerte la reforma Vareliana (soy uruguaya) acabó con las normas de castigo vigentes en aquella época en la que la regla enseñaba con su golpe, las orejas de burro recordaban que alguien no aprendió su lección... y tantos castigos y humillaciones más. (ahora todo eso, forma parte de un museo, faltaría poner allí al maestro, hecho en cera, una especie de Luis Arrillaga, como constancia de lo que no debe hacerse en cuestión de educación). Estoy más que segura que sus alumnos, lo recordarán tanto como él a ellos, solo que con un sentimiento bastante nefasto.
ResponderEliminarBesos! Buena semana!
Gaby*
digamos que... no me gustan para nada ese tipo de reglas que más que enseñar es realmente un castigo y un infierno para los niños, y pues a seguirlas de una y sin chistar por que peor les iba no?
ResponderEliminarEsos alumnos deben haber crecido, tal vez el protagonista tiene miedo de encontrarlos, sin poder fundamentar los metodos que usaba.
ResponderEliminarSi, yo también soy una sobreviviente de esas reglas, sobre todo esa que dice: la letra con sangre entra, que barbaridad... muy bueno tu relato Fabián, nos llevó a dar una vuelta por otros tiempos...
ResponderEliminarUn abrazo
Yo espero que le recuerden, si, y que con solo mirarle le hagan temblar como él les hizo temblar a ellos, ¿que era la norma?... me gusta la forma de justificarse que tiene, "en raras excepciones" y ese "casi nunca", un relato muy original, miles de besossssssssssssss
ResponderEliminarCreo que los de la década de los 60-70 deberíamos formar una plataforma de damnificados por la regla, aún me duelen los que me daba D. Paco, justo debajo de las nalgas y al llevar falda del uniforme a veces se saltaba la tela y justo en la carne, pues no, no le perdono por mucha imposición y normas de la época.
ResponderEliminarSaludos desde Tenerife y te invito a mi espacio, te prometo que no habrá castigos solo relatitos y cositas que me gusta contar y compartir, despues de tanta regla salí buena persona jajajja!
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Llegue a tu blog. de casualidad y me encnatan tus historias me quedo de seguidora.
ResponderEliminarsaludos. cocinando con cintro. .-)))
No he vivido esa educación a fuerza de golpe, por suerte. Pero si me lo han contado mis padres. Terrible, horrible, para todos. Esas reglas quedaran en la historia que se escribe con mucha bronca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estas reglas son tan poco educativas, como las qué usan ahora algunos alumnos, con sus prefesores, la educación empieza en casa....pero continua en los colegios,en algún momento no lejano, tendra que encontrarse el equilibrio entre las dos partes.
ResponderEliminarBesos amigo.
Recuerda al profesor de Pink Floyd The Wall.
ResponderEliminarLástima que se perdiese un buen educador por no ser capaz de saltarse las normas,él hubiese sido más feliz y sus alumnos también. Un besote.
ResponderEliminar...traigo
ResponderEliminarecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
FABIAN
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE MASTER AND COMMANDER, LEYENDAS DE PASIÓN, BAILANDO CON LOBOS, THE ARTIST, TITANIC ...
José
Ramón...
Aún recuerdo la respuesta (era D. Juan de Austria), desconocida por mí a una pregunta que esa sí que no recuerdo, motivó que mis manos soportaran una y otra vez el castigo de la regla del profesor, Curiosamente yo era el alumno más aventajado de la clase y me consta que el profesor me tenía en gran estima, pero eso no impidió que me zurrara de lo lindo. Con la perspectiva que el tiempo da, no sé si eran víctimas de un sistema educativo igual que nosotros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Seguro que no todos los educadores "respetaron" la regla de la regla. Siempre hay quienes son afines al maltrato y lo utilizan con excusa o si ella.
ResponderEliminarUn abrazo!
Pd. Dónde está el resto de la página? En los puntos suspensivos? Jajaja Tú sí te has saltado las normas.
Muy lindo relato desd el comienzo al final
ResponderEliminarhe luchado con mi primera ansia..he luchado y he ganado. y es que hubiera puesto como comentario a asfalto, aquella canción TAN HERMOSA que hablaba de la letra con sangre entra. pero como ya le he comentado a alguien de esa manera, no me ha dado la gana.
ResponderEliminarsí puedo decirte que al terminar el texto se me ha ocurrido pensar esto:
A ESE PROFESOR QUE LE JODANNNNN¡¡¡ ¿ACASO NO TENÍA LA OTRA OPCIÓN,LA DE NO GOLPEAR? DE NO SER ASÍ, NI ERA PROFESOR NI ERA NADA,PUES SE SUPONE QUE EL SABER PERMITE OPCIONAR...
medio beso.
Vaya ¡qué recuerdos!, yo tenía una profe que nos daba cocos contra la pizarra mientras nos increpaba, ¡¡merluza!!... no se me olvida, me lleve unos cuantos por "buena" estudiante.
ResponderEliminarPues a mi me ha dado una sensación muy extraña que su hijo estuviera en esa lista... porque debió sufrir por partida doble o no... a saber.
Muy bueno...
Besos
Terribles y espantosas normas, lo que sí creo que aprendieron esos alumnos es a temer, a ver la educación como algo rígido y tenebroso. Por suerte las cosas cambiaron.
ResponderEliminarUn beso.
Bien podía haberse saltado la norma de pegar con la regla, este profesor. Hubiera sido todo un acierto por su parte.
ResponderEliminarBss.
Desde luego eran malos esos métodos ciertamente, a nadie se le debe de pegar para que aprenda; aunque los métodos que hay ahora también dejan mucho que desear y tampoco aprenden mucho, en fin que aquí la enseñanza siempre fue la última mona, está claro.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué duro! y el caso es que se tenía como parte de la normalidad en la educación escolar y nadie se rasgaba las vestiduras por ello. Malos tratos en suma que ni se sabía que lo eran.
ResponderEliminarCómo sabrás en los colegios ingleses de más prestigio, el maltrato físico sigue existiendo.
Un placer leerte.
Saludos y buena semana
Pues si hubiera sido religioso, no quiero pensar en los ardores que tendría bajo la sotana. De los golpes y la humillación hay poco trecho hasta la violación.
ResponderEliminarMuy bueno, ahí me gusta.
Un beso y un café.
esa regla debe saltarse o quebrarla!
ResponderEliminarlo has pintado como un fresco de la època, Fabiàn!
disculpas por no pasar antes.
beso