El rey Leonardo, Leonardo el león, de los animales,
monarca y campeón.
Ellos con su reino, quieren acabar, parece que
Leonardo no se podrá salvar.
Pero su fiel paje siempre le va a ayudar.
Prepárense, apresúrense, que empieza la función.
Narrador: Hoy en el país de Bongo Congo…
Esto ocurría mientras,
comíamos bocadillos de Nocilla, llevábamos pantalones cortos y zapatos Gorila,
y sentados en el tresillo de casa, los pies no nos llegaban al suelo.
Entonces la familia, la
televisión y la vida eran en blanco y negro, pero si hubieran sido de un solo
color, también hubieran sido maravillosas.
Fabián Madrid
Más dibujitos en el blog de Gus
Es tan cierto Fabian, veíamos la vida en colores y sin mucha tecnología. Escueto pero contundente tu aporte!!!!
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ResponderEliminarUhmmm! El olor a nocilla me transporta al lugar... Que bonitos recuerdos causan tus palabras!!!
ResponderEliminarTambién habrían sido maravillosas, bien lo dices. Era tanto lo que veíamos como el cómo lo veíamos. Un abarazo.
ResponderEliminar¡Pues claro!, eso mismo decía yo en un comentario.
ResponderEliminarRediez, me has traído aquellas tardes en las que, llegados del cole y aparcadas las carteras, la madre nos regalaba con un bocata de nocilla y empezaba en la tele aquel programa que incluía varias series de dibujos. Me ha recordado a un globo, dos globos, tres globos.
ResponderEliminarUn saludo
Yo no comía nocilla, comía mantequilla a granel de tres colores que vendía la tendera de abajo...
ResponderEliminarUn abrazo, Fabián.
Me suena el bongo bongo y el chicle de anillas, rosa, marca douglas y los gorila o las chirucas, en blanco y negro pero a todo color imaginado.
ResponderEliminarAbrazo.
Yo más que nocilla merendaba pan con chocolate viendo los dibujos... qué tiempos aquellos verdad??
ResponderEliminarUn beso!
Para mi ni eso, yo me quedé con las historietas del Guerrero del Antifaz y Roberto Alcázar y Pedrín.
ResponderEliminarY una televisión maravillosa, que era la imaginación.
Un abrazo.
La verdad es lo del blanco y negro, daba pie a la imaginación, nosotros nos imaginábamos el resto. De estos dibujos no me acuerdo; pero si del oso Yogui, Leoncio y Tristón, etc.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo también recuerdo las meriendas de pan con chocolate viendo la tele en blanco y negro Otros programas que los tuyos por una infancia en otro sitio pero las mismas sensaciones de verlo en color y luego ampliar el dibujo con juegos en el campo: en esa época, la tele era un punto de partida para la imaginación y no el fin de ella como ahora.
ResponderEliminarUn abrazo, Fabían.
No conozco esos dibujos pero sí las sensaciones que describes de llegar del colegio y ponerte a ver los dibujos mientras merendabas. Qué rica la nocilla!
ResponderEliminarUn beso
La merienda y los dibujos en blanco y negro, la mejor hora del día.
ResponderEliminarGracias por evocar estos recuerdos.
Besos
Linda evocación de tu infancia. Muchas veces es el momento compartido de dibujitos y merienda era el más esperado del día. Me gustó la introducción.
ResponderEliminarSaludos, Jime
Es cierto, el color le da un valor añadido, pero la conexión con esos personajitos es mágica, incluso en blanco y negro. Vamos al sillón...
ResponderEliminarAbrazos
Para la volcánica imaginación de los niños, el mundo nunca es en blanco y negro. Los dibujos tampoco.
ResponderEliminarMe has remontado a mi infancia.
Un abrazo.
Una función para el recuerdo, donde la nostalgia se asoma. Lindos tiempos de la niñez, siempre es grato evocarlos.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Comentaba a Natalí lo mismo que leo en tu relato, el recuerdo de los dibujos en blanco y negro...la imaginación ya se encargaba de ponerles color.
ResponderEliminarUn beso
Un bonito y nostálgico relato. Me gusta. Un beso.
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