Él cobraba
una ayuda por una minusvalía oculta. Desempeñaba una vida sin mucho esfuerzo y
cómoda. Se levantaba bien pasado el amanecer, pero sin llegar al medio día. Parecía
tener siempre la mente en su interior, descansando. Nunca se le vio correr, ni
siquiera andar deprisa cuando se le apuraba la hora en el comedor social. Algo
quedaría cuando llegara. Por la tarde iba a ver la salida del colegio, luego
decía: me voy a la casa. Nunca supimos a qué casa se refería, porque a la que
vivía con su madre, llegaba después de las doce todos los días.
Más cosas insípidas (con perdón) en el blog de Maribel.
A saber...
ResponderEliminarBuen incógnita para una vida tan sosa.
Abrazo y cafelito.
Toda una repetición de instancias. Ni un altibajo. Has sabido con brevedad mostrar lo insípida que puede resultar el devenir diario de ciertas personas... aunque nos quedan esas horas vertidas en incertidumbre,,, qué será?
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Esas hora que el no contaba, evidentemente era su refugio donde de algún modo saldría de su insipidez. Al menos es lo que me imagino al leer tu simple y muy buen relato. Saludos Fabián!
ResponderEliminarAhí se acabó su vida insípida; seguro que se encontraba su libertad.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
Ese "me voy a casa", puede ser la nota discordante en esa armonía rutinaria y tediosa de una vida de sucesos repetidos día a día.
ResponderEliminarNos dejas con la incógnita del empleo de esas horas libres.
Un fuerte abrazo.
¿Es tan insipida su vida o esconde algo?
ResponderEliminarAcumulando tedio minuto a minuto para contarlo en esas horas que no eran del dominio público... a saber!
ResponderEliminarUn beso
Sus días seguro tienen algún aliciente, solo suyo y para él... ¿algo donde la vida se engancha para poder seguir adelante?
ResponderEliminarBesos!!
Misterio, qué hacía antes de las doce?
ResponderEliminarPues a mí me da que con esa vida tan insípida, en esas horas no podía hacer nada bueno...la verdad es que me has dejado intrigada.
ResponderEliminarUn beso
No has despejado mis curiosidades, tendré que inventármelas.
ResponderEliminarUn abrazo
A los ojos de quien le rodeaba, más insípida no podía ser su vida, luego estaban esas horas perdidas ¿solo para él?. Has abierto la puerta para que cada quien termine la historia a su gusto, yo voy a imaginar tambien,en que andaba metido.
ResponderEliminarBesos intrigados.
Parece ser, que tu protagonista
ResponderEliminara parte de llevar una vida insípida,
también tenía una oculta.
Un beso