Hacía tiempo que venía
notando que mi mujer se arreglaba demasiado, sobre todo cuando no iba conmigo.
Salía a pasear, algunas veces sin causa justificada, y sin hablarme de sus
amigas, como lo hacía antes. Conmigo no tenía problemas para salir, pero la
veía demasiado contenta, como si tuviera algún tipo de ilusión externa. Cuando
subía de andar, solía oír la puerta del vecino de arriba que se cerraba poco
después que la nuestra, lo cual me hizo sospechar.
Como la curiosidad y la
hombría me mataban, y necesitaba
confirmar o desmentir, una tarde que mi mujer estaba trabajando, subí a casa
del vecino, con el que tenemos cierta confianza. Subí con el pretexto de
pedirle algún cd, así comprobaría qué tipo de música escuchaba él, pues en esa
casa siempre había jolgorio.
Cuando me vio, abrió la
puerta y el ambiente que vi me dejó algo confundido. Solo había tíos, unos
guapos y otros guapísimos, algunos con ropa interior transparente y otros, con
pobladas barbas, acurrucados con alguno más joven... Me invitó a tomar algo,
pero como a mí no me va ese rollo me excusé y volví algo más rápido de lo
habitual a la seguridad de mi casa. Me tranquilicé y dejé de sospechar.
Seguramente estaría hablando de ropa o de comiditas con mi esposa.
Pasado un tiempo mi mujer
me dejó, y se fue a vivir con una amiga. Me quedé sin curiosidad y sin hombría,
y descubrí en mis propias carnes la bisexualidad.
Más gatos curiosos en el
blog de Tere
Se le acabaron las ganas de curiosear, pero descubrió otra realidad que igual le pareció interesante y nació una nueva curiosidad.
ResponderEliminarGracias por tu aportación a este jueves curioso.
Un beso
Tal ve si hubiese sido más curioso ante ciertas necesidades de su señora esposa,no hubiese sufrido en sus propias carnes lo que ssufrío al final.
ResponderEliminarCurioso y entretenido relato.
Besos muy curiosos.
Pues menudo chasco, seguramente debió aceptar tomar una copa y enterarse mejor de lo que pensaba su mujer; así no hubiera tenido esa sorpresa.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
Hay curiosidades que te dejan estampado contra la pared. Una curiosidad que le ha cambiado la vida, verdad?.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces solemos considerar el espíritu curioso como algo no muy provechoso; no creo que este sea el caso, la curiosidad que empezó a partir de una duda, terminó por concederle certezas. Y seguro que seguirá curioseando por allí, porque es el modo de probar nuevas experiencias... "solo un poquito para saber de qué se trata" :D
ResponderEliminarBesos al vuelo:
Gaby*
jejeeje...algo raro el hombre intuía!...no resultó lo que suponía, pero no le erró por mucho!
ResponderEliminarQuizás la curiosidad de macho herido sólo lo llevó a sospechar lo más obvio, dejando de lado lo verdaderamente importante: la infelicidad de su mujer.
Saludos jueveros!
Mira tú, la curiosidad le despertó la verdad, lo primero era puro fisgoneo viril, jajaja!
ResponderEliminarMuy buena idea la tuya.
Un abrazo y un café!
Las cartas ya estaban hechadas, su curiosidad no le alertó de la realidad, y que lejos estaba él de ella, ciego ¿no?, le pilló de sorpresa...
ResponderEliminarBesos
salir de malaga y meterse en malagón., no cabe duda que aquello no fue curiosidad malsana
ResponderEliminarsalir de malaga y meterse en malagón., no cabe duda que aquello no fue curiosidad malsana
ResponderEliminarLa cuestión es si el conocimiento de ese secreto (en realidad no tan secreto) del vecino fue lo que provocó la separación de protagonista. Ahora bien, lo que es curioso de verdad es la sorprendente y repentina bisexualidad de susodicho. ¿Sería ese descubrimiento el motivo del divorcio?
ResponderEliminarBuen relato. Un abrazo
Algo le estaba rondando lo que no estuvo muy acertado en sus sospechas. Quizá si hubiera estado un poco más atento a las señales habría dado en el clavo.
ResponderEliminarHuyó de aquel rollo, el mismo que tenía en casa.
Un abrazo.
En este caso, la curiosidad no mató al gato, pero sí que le cambió totalmente la vida. A veces resulta mucho más saludable no hacerse demasiadas preguntas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno acá veo que hubo curiosidad de ambos lados, uno queriendo saber lo que hacía su mujer y la misma queriendo descubrir cosas nuevas que le gustaran más que su marido.
ResponderEliminarExcelente relato, con un final genial.
Un abrazo.
Quizás debió curiosear mas y enterarse mejor.
ResponderEliminarUn abrazo
Me da curiosidad saber donde queda esa casa tan divertida, jeje!! Bueno, interesante aporte de Jueves
ResponderEliminarBueno, finalmente la curiosidad tuvo un desenlace, bueno o malo, esperado, sorpresivo, es mejor que simplemente husmear y no dar jamás con la tecla
ResponderEliminarBuen enfoque de lo curioso Fabián!
Abrazo