Este jueves un relato: El teléfono

                                          Black y ¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay!

Mi novio es negro, y tiene un aparato con muchas cosas que yo puedo aprovechar. En comparación con otros que he visto, este es más grande, y como lo tiene todo el día como si fuera su juguete preferido, está siempre lustroso y a punto. Parece mentira lo que puede dar de sí, una cosa en principio tan pequeña. Él me decía que era muy potente, pero hasta que no me lo ha demostrado en varias ocasiones, no me lo he creído. Ahora me parece imposible pasar sin él. Tiene utilidades que nunca hubiera podido imaginar que me serían tan placenteras. Cuando me acerco lo suficiente, me gusta verle como lo hace. Lo coge con una mano, y pasando el dedo suavemente por encima, una y otra vez, esmerándose y fijándose en lo que hace, es capaz de arrancarme satisfacciones que yo sola, con lo que me conozco, no podría. Sabe buscarme la melodía que me pone a tono. Tiene una vibración algo rara, me da gusto cuando lo cojo. Con él se pueden ver las estrellas, y otras cosas que ni te imaginas. Cada día con el uso, descubrimos juntos nuevas prácticas. Estoy loca de contenta con esa nueva posibilidad de contentamiento que tiene mi novio, aunque...  

Aun no sé la diferencia entre Blackberry ,iPhone, iPad y iPod, pero sé que es algo de eso.

Fabián Madrid

Las llamadas perdidas se encuentran en el blog de María José.