La vela, como única luz, dibujaba el contorno de tu cuerpo dormido sobre
una pared de silencio. –Me imaginaba tu perfil garrapateado en la alcoba de tu
indiferencia–. Era el momento de soñar en ti, pero sin ti.
Nunca dejarás a tu amante, pero yo siempre tendré esta silueta. Aunque me
quisieras, exigirías mucho más de lo que yo pudiera darte. Lo sé y solo me
queda soñar.
Nadie me podrá quitar nunca esta imagen de la cabeza. Ni a ti el beso que
con desesperada pasión apreté sobre tu cabeza, antes de empezar a llorar.
Después desaparecí despacio, en la noche, donde aún te añoro.
Fabián Madrid
Más confidencias en
el blog de Encarni.
Qué bonitas palabras y cuanta desesperación.... justo lo que más gusta a las mujeres. Bs.
ResponderEliminarMuy romántico!
ResponderEliminar=)
Sinuosa imagen dibujada por una vela, persistente y desesperada, desesperanzada. Besito.
ResponderEliminarLa luz de la vela, una buena compañía para recrearse en bellos momentos vividos y llorar en silencio los perdidos.
ResponderEliminarRomanticismo puro lo que hoy nos has traído.
Sumamente poético tu escrito, con rincones de luces y sombras. Suele suceder eso, precisamente, cuando se añora algo; precisamente... cuando quien queremos no nos deja la puerta abierta para que entremos y nos quedemos a su lado.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Un relato tremendamente romántico a la vez que triste. El desamor también es una gran fuerza inspiradora.
ResponderEliminarUn abrazo
¡ Cuanta nostalgia esconde tú relato ! Algunas veces tendriamos que ser más osados, cuando se trata de amor.
ResponderEliminarUn abrazo Fabian, y gracias por tu visita.
Te enlazo para poder volver.
Hola Fabián,
ResponderEliminar¡Cuanta emoción junta concentrada!
Renunciar, Soñar, Llorar... ¿Por qué no también algo de lucha, de pasión vivida y de sonrisa final?
Bueno, tómalo como una declaración admirativa.
Nunca me atrevería a dar en serio el menor consejo a quien conoce por dentro y por fuera la realidad de una relación tensa y sentida.
Un abrazo.
Desgarrador, duele con sólo leerlo (cuesta transmitir tan bien como lo haces)
ResponderEliminarUn abrazo
Triste y romántico. Ese contorno dibujado por la ayuda de la tenue y sensual luz de la vela. Que hace extrañar y si perpetua en el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que se tiene y lo que no se tiene; muy bien reflejado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ohhhhhhhhhh, que bonitas palabras. Me ha gustado la ternura del recuerdo que tiene, porque ese sí es suyo.
ResponderEliminarUn abrazo
Ay qué triste es el desamor, la impotencia de amar algo que nunca será nuestro. Un relato que me conmovió.
ResponderEliminarUn abrazo.
Voy a repetir las palabras de Valaf, Desgarrador, duele con solo leerlo...Siete lineas donde la tristeza se palpa, una final donde la ternura asoma dejandose ver.
ResponderEliminarBellisimo texto.
Un abrazo.
Hay que amar muchísimo para comprender la imposibilidad de un amor compartido ya que a menudo el amor es egoista y ciego. Abatimiento, alejamiento y desesperanza concentrados. Eso es lo que rezuman tus lineas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Fabián.
ResponderEliminarAunque verdaderamente triste, ha sido una gozada leer tu participación en este jueves. Bellas descripciones. Muy bellas.
Un abrazo.
Lupe
Veo el titilar de la vela y un suave velo que vuela y se pierde. Eso es para mi tu relato de hoy.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Al menos existió ese momento, que pondrá seguir recordándolo. Unas bellas palabras para esa bella imagen
ResponderEliminarUn abrazo
Lola
Triste relato de amor y desamor con la vela como único testigo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me has emocionado.
ResponderEliminarUna despedida a la luz de las velas melancólica silueta, un gran amor, un gran abismo, una inmensa tristeza...
ResponderEliminarUna despedida a la luz de las velas melancólica silueta, un gran amor, un gran abismo, una inmensa tristeza...
ResponderEliminarEs lo único que le queda y nadie podrá quitarle... Duro e intenso de principio a fin.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy buena la transmisión de ese vacío latente que queda, como una amarga despedida. Saludos!
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