Tus manos que en la otra casa sirvieron para defenderte, aquí estás
recordando, porque lo sabías, que sirven para acariciar, expresar sin palabras,
sostener y ser sostenida, solo tus manos y la intención de los ojos.
Tus ojos, que aunque todavía no puedan ver bien, están descubriendo que
sirven para comunicar emociones, esa comunicación que solo conocías en un
sentido, aquí descubres que puede ser correspondida, no obligada.
Esa obligación de hacer feliz al otro a costa de tu infelicidad. Ese no
es el orden lógico, ahora tienes que ser feliz tu, para hacer felices a las
personitas que te rodean, y que te miran con el deseo de ayudarte, aunque ante
su impotencia, a veces les ves llorar.
Tus compañeras de piso están en distintas etapas, pero todas han pasado
por el momento de la llegada. Ese sentirse huérfana del mundo, que te ha
llevado a acostar a esas personitas para poder llorar a gusto.
Aunque yo tengo la desgracia de no ver por la mañana, por la tarde es
más duro oíros relatar entre sollozos esta primera noche.
Fabián Madrid
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Precioso, Tierno, Humano y triste a la vez....Tu relato.
ResponderEliminarInvita a una reflexión.
Afortunada y admirada de conocerte.
Un besito
.
Todos tienen derecho a sentirse correspondidos en los afectos, es muy bonita la forma en que lo expresas.
ResponderEliminarComo siempre dejas en el aire sensaciones para pensarlas.
Un abrazo.
Excelente caligrafía...En el relato pasas de las manos a otros sentidos con una intensidad conmovedora.
ResponderEliminarme encantan las personitas enanas. me encanta dejar mi dedo índice en las cercanías de sus manos para que lo cojan con sus 5 dedos, esos 5 dedos que abultan lo que mi dedo. me encanta...me encantaría ser paladín de niños enanos, recién nacidos, esa su indefensión es la vida misma haciéndose camino, abriendo camino con la ayuda de mi simple dedo índice. me encantan esos esas pequeñas personitas...
ResponderEliminary es que más allá de lo bien o mal que esté escrito este tu escrito, por encima de eso, está lo que me ha sugerido.
medio beso.
Los recién nacidos, en su mayor grado de indefensión. Y los otros, los adultos, no siempre somos lo que ellos necesitan. La calidez de una mano puede expresar los mil matices del sentimiento humano y quizás sólo en nuestro primer estadio, los humanos seamos puramente sensibles para percibirlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esas personitas se merecen toda nuestra ternura y que leamos acerca de ellos escritos como el tuyo que profundizan y te dejan con ganas de cambiar todo lo que no sea bueno para ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fabián,
ResponderEliminarQué lindo jueves. Me encanta la forma en que articulas las palabras, como intentando repasar sensaciones olvidadas.
Un beso.
Una ternura es este texto, me emocioné recordando las manitos de mi hijo al nacer, y las mías intentando sentirlo desde lo más profundo de mi tacto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los sentidos, aflorando de apoco, haciéndose conscientes de sí mismos. Nacemos y somos un cúmulo de sensaciones. Qué difícil es ir captando y comprendiendo tanto de apoco...
ResponderEliminarSensible escrito.
Besos!
Gaby*
Sólo te diré que tengo dos hijos, y me has emocionado.
ResponderEliminarUn abrazo
Me encantan las manos pequeñitas, estás que te agarran el dedito o las mantienen abiertas ,o las cierran. Que tierno :)
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Fabián, dando vueltas por la propuesta juevera. Excelente relato, abarcas todos los sentidos. Además de la ternura que muestras en la intensidad de este aporte, un abrazo!
ResponderEliminarTus manos que en la otra casa sirvieron para defenderte, no sé, mee sugiere un maltrato anterior y un posterior alojamiento en una casa de acogida. Esas manos que habían casi olvidado que también sirven para acariciar y acunar y para darse por entero a esas personitas que sin entender del todo, a veces lloran cuando ven sufrir a la propietaria de esas manos. Esa es la lectura, no sé si equivocada, que hago de tu relato.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Nada más tierno que un bebé y sus pequeñas manitas, esas que te cogen el dedo con los suyos, todavía tan frágiles que parece que se vayan a romper. Un texto lleno de sensaciones que nos trasmites a la perfección (bueno, las que sean madres se sentirán más identificadas, eso si) Nos vemos esta tarde. Un beso.
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